Alfonso encarna una vida completa dedicada a la huerta. Infancia, vida adulta y retiro las ha pasado en las huertas del río y nos narra en primera persona todo el devenir de ese paisaje agrario durante los últimos sesenta años. Se sigue sintiendo muy orgulloso de su profesión y su forma de estar en el mundo, de sus técnicas de cultivo, de sus semillas y simientes, de sus productos y de su pequeño trocito de terreno que cuida con esmero a diario.