Su testimonio es muy rico en detalles de la vida de los niños de la Fuensanta, muy ligados a las huertas y al río. Ha escrito grancantidad de relatos sobre el barrio. En la entrevista, realizada en el CentroSocial Rey Heredia con el que colabora, nos hace un recorrido muy emotivo delos lugares emblemáticos de la ciudad. Su familia vivía en dos habitaciones enuna casa de vecinos y su vida siempre se ha desarrollado en torno al río. Noshabla de palabras propias del barrio como “Pelajopos” que viene a significar elque no sirve nada más que para pelar cañas (”El jopo” es la parte del final dela caña). Se bañaban en la “Chorrera”, un manantial que desembocaba en el ríocon agua de la sierra, incluso la bebían, también pescaban en el río, sobretodo “bogas“. Era frecuente, según nos relata, que se ahogaran niños en el río,un año se ahogaron dos de su calle y cuando sucedía esto, todas las madresacudían a la ribera para llamar a sus hijos. Se bañaban también en la Playa delMolino de Martos, pero para no pagar nadaban desde más arriba del río hasta laplaya.
Entre sus numerosos escritos está “Aquellos largos años delos cincuenta “. Relato autobiográfico de este veterano cronista sobre laCórdoba de la década de los cincuenta, con especial detenimiento en los barriosde Santiago, Puerta Nueva, la zona del Guadalquivir y las Huertas de laFuensanta.