7. Segunda mina

La mitad norte de la provincia de Córdoba ha sido desde la Prehistoria hasta mediados del siglo XX una de las regiones más prolíficas en cobre, plomo y plata. Su explotación minera se inicia ya en el período Calcolítico (3.000 a.C.).

Estos recursos metálicos ayudaron al nacimiento y desarrollo de la Corduba anterior a la romana, que ocupó la zona existente entre el cementerio de la Virgen de la Salud y la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Agrónomos y Montes (actual Parque Cruz Conde).

En época romana las minas se multiplicaron y mejoraron sus técnicas de producción, convirtiendo a Corduba en una capital abastecedora de cobre con el que se fabricarían monedas como los ases y los oricalcos.

Los musulmanes utilizaron las minas más importantes y a los metales extraídos de ellas debió Córdoba el resurgir de su capitalidad y dominio peninsular. Tras el paréntesis medieval y de edad moderna, las minas fueron reabiertas en la segunda mitad del s. XIX por compañías francesas e inglesas que hicieron de Córdoba una de las primeras exportadoras de plomo y plata de Europa y la primera de cobre. De las minas del Bejarano se extrajo calcopirita que aportó cobre de primera calidad.

Paseando por estos lugares podemos hacernos una idea del funcionamiento de las minas de esas épocas y de la gran importancia que tuvieron para el esplendor de Córdoba.