Desde tiempos inmemoriales el entorno del Bejarano ha sido utilizado por diferentes civilizaciones. Sus fértiles arroyos, la abundancia de agua, la riqueza del subsuelo y su proximidad a la capital, lo erigieron en recurso natural principal de la ciudad, lo que contribuyó a aumentar la grandeza de la capital de Córdoba.
Considerado como un auténtico vergel, fue utilizado como huerta de almunias, corazón y paso del acueducto que abasteció a la ciudad durante siglos, acequias y fuente de explotación mineral.
El paraje de los Arroyos del Molino y Bejarano es una de las zonas más interesantes desde el punto de vista ambiental de toda Sierra Morena.